Distopía transnacional
El mundo galopa sin parar hacia una distopía transnacional. Esta amenaza no se reconoce fuera del círculo de gobernantes, ya que se ocultan tras el secreto, privándonos de la transparencia e impidiéndonos así, reconocer la magnitud de sus actividades y objetivos.
Internet, la mayor herramienta de emancipación, se ha transformado en el arma más peligrosa del totalitarismo, convirtiéndose en una amenaza para la civilización humana.
Estas transformaciones han sucedido en silencio, porque quienes saben lo que está pasando trabajan en la industria de la seguridad gubernamental y carecen de incentivos para denunciarlo públicamente.
Si no lo rechazamos, en unos pocos años la civilización del mundo se convertirá en una distopía posmoderna de vigilancia en la que sólo los individuos más capacitados podrán escapar. Y de hecho ya estamos en ella.