El control del Internet - Segunda parte
El control del Internet - Segunda parte
Pero nosotros descubrimos algo. La única esperanza frente a la dominación total, que, con coraje, reflexión y apoyo podíamos utilizar para resistir.
Una extraña propiedad del mundo físico que habitamos. Es que "el mundo cree en la criptografía", es más fácil encriptar, es decir, cifrar información, que desencriptarla o descifrarla.
Y observamos que podíamos utilizar esta extraña propiedad para crear las leyes de un nuevo mundo. Para sustraer nuestro nuevo reino platónico de las estructuras físicas de satélites y cables submarinos, así como de sus controladores e interceptores. Para fortificar nuestro espacio con un «velo criptográfico». Para crear nuevos territorios vetando a aquellos que controlan la realidad física, pues seguirnos en su interior requiere de infinitos recursos. Y de este modo declarar la independencia.
Así como los científicos del proyecto Manhattan descubrieron que el mundo permitía la construcción de una gran bomba, lo cual no era evidente antes de plantearse. Tal vez las armas no formaban parte de las leyes de la física. Sin embargo, el mundo sonrió ante las bombas y los reactores. Son un fenómeno que el mundo permite, como la sal, el acero o los rayos X.
Igualmente el mundo, nuestro mundo físico, tiene la propiedad de hacer posible que un individuo o un grupo de individuos de manera fidedigna, automática o incluso inconscientemente, codifiquen algo, de modo que todos los recursos y toda voluntad política de la mayor superpotencia de la tierra no puedan descifrarlo. Y estos senderos de codificación entre personas pueden entrelazarse para crear regiones libres de la fuerza coercitiva del Estado exterior.
De este modo, las personas pueden oponer su voluntad ante la de una superpotencia completamente movilizada y vencer. La encriptación es la encarnación de las leyes de la física, y no atiende a las bravuconerías de los Estados, ni siquiera a las distopías transnacionales de vigilancia. No era evidente que el mundo tuviera que funcionar de esta manera. Sin embargo, en cierto sentido, el mundo sonríe a la encriptación. La criptografía es la última forma de acción directa no violenta. Aun cuando los Estados pueden ejercer una violencia ilimitada sobre millones de individuos, la criptografía significa que un Estado, incluso ejerciendo una violencia ilimitada, no puede violar la intención de los individuos de mantener sus secretos fuera del control de éstos.
La buena criptografía puede resistir la aplicación ilimitada de la violencia. «No existe fuerza coercitiva alguna que pueda resolver un problema matemático».