El control del Internet
El control del Internet - Primera parte
Los Estados y sus amigos asumieron el control de nuestro nuevo mundo (el Internet) al controlar sus puntales físicos. El Estado, como un ejército que cerca un pozo petrolífero, o un agente de aduanas que se deja sobornar, pronto aprendería a aprovechar el control físico que ejercía sobre el valioso espacio para introducirse en el reino platónico.
Evitaría así la independencia que habíamos soñado, y luego, ocupando las líneas de fibra óptica y las estaciones terrestres de comunicaciones por satélite, continuaría interceptando masivamente el flujo de información de nuestro nuevo mundo, y toda relación humana, económica y política pasaría a formar parte de una «única e intricada red» de redes mundial.
El Estado infestaría los corazones y el sistema nervioso de nuestras nuevas sociedades, engullendo toda relación manifestada o comunicada, cada página web leída, cada correo electrónico enviado y cada pensamiento buscado, y luego almacenaría esta información, un poder insospechado, «miles de millones de intercepciones al día», en enormes almacenes ultra secretos.
Continuaría explotando el tesoro, el rendimiento intelectual privado de cada hombre, con algoritmos de búsqueda y patrones de reconocimiento cada vez más sofisticados, enriqueciendo el tesoro y maximizando el desequilibrio de poder entre el interceptor y el interceptado.
Y después aplicaría lo aprendido al mundo físico, para diseñar drones teledirigidos, comités de Naciones Unidas y acuerdos comerciales, y también para favorecer su vasta red de industrias, de infiltrados y amiguetes.